Nexos entre narcotráfico y Morena: Revelaciones de Ovidio y Joaquín Guzmán
NACIONALES
7/28/20253 min read


En un giro inesperado en la lucha contra el narcotráfico en México, Ovidio y Joaquín Guzmán López, hijos de Joaquín “El Chapo” Guzmán, han proporcionado información detallada que vincula a militares, políticos y gobernadores del partido Morena con actividades ilícitas del narcotráfico. Según informes de Illicit Investigations, desde septiembre de 2024, Ovidio Guzmán buscó la colaboración de las autoridades estadounidenses para trasladar a 17 miembros de su familia a Estados Unidos, argumentando que sus vidas estaban en peligro debido a la guerra interna entre su hermano Iván y Ismael Zambada Sicairos, alias “El Mayito Flaco”. Este traslado fue facilitado por el gobierno estadounidense, lo que sugiere una cooperación implícita entre las autoridades de ambos países.
Además, se ha revelado que los Guzmán López entregaron información sobre nexos entre el narcotráfico y figuras clave del gobierno mexicano. Se mencionan vínculos con gobernadores de Morena, como Adán Augusto López Hernández, y altos funcionarios del gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Estos señalamientos incluyen presuntos financiamientos ilícitos a campañas electorales y decisiones políticas que habrían favorecido a grupos criminales.
La gravedad de estas revelaciones ha generado una creciente preocupación tanto en México como en Estados Unidos. La DEA ha estado investigando a al menos 43 políticos y funcionarios de Morena por posibles vínculos con el narcotráfico, incluyendo gobernadores y ministros. Estas investigaciones podrían tener implicaciones significativas para la estabilidad política y la lucha contra la corrupción en México.
La situación actual pone en evidencia la compleja relación entre el narcotráfico y las instituciones gubernamentales en México. Mientras las autoridades mexicanas han expresado su preocupación por las implicaciones de estas revelaciones, la falta de acciones concretas para abordar estos señalamientos ha alimentado la desconfianza pública y la percepción de impunidad. Es imperativo que se lleven a cabo investigaciones exhaustivas e imparciales para esclarecer estos vínculos y, en su caso, sancionar a los responsables.
Las revelaciones de Ovidio y Joaquín Guzmán López han sacudido los cimientos de la política mexicana, exponiendo posibles complicidades entre el narcotráfico y altos funcionarios del partido Morena. La comunidad internacional observa con atención el desarrollo de estos acontecimientos, esperando que se tomen medidas efectivas para garantizar la transparencia y la justicia en México.
Contar con información precisa y detallada sobre los nexos entre el gobierno y el narcotráfico es fundamental para desmontar las redes de impunidad que permiten la corrupción y la violencia en México; solo con evidencia clara se puede exigir transparencia, fortalecer las instituciones y diseñar políticas públicas efectivas que rompan el círculo vicioso de complicidad, protegiendo así a la ciudadanía y garantizando un verdadero estado de derecho.
Quienes más sufren las consecuencias de esta alarmante vinculación son los sectores más vulnerables de la sociedad: la ciudadanía común, especialmente las comunidades pobres y marginadas. Estas personas se ven atrapadas en medio de la violencia, el miedo y la inseguridad generados por el narcotráfico, sin acceso a justicia ni protección efectiva por parte del Estado. Mientras los políticos y militares implicados gozan de impunidad y privilegios, la gente común paga con su vida, su bienestar y su futuro, convirtiéndose en víctimas silenciosas de un sistema que perpetúa la desigualdad y la injusticia.
En suma, la exposición de estos vínculos entre el narcotráfico y altos funcionarios de Morena no solo desnuda una grave crisis institucional, sino que también llama a una urgente respuesta ciudadana y judicial. La transparencia y la rendición de cuentas deben dejar de ser discursos para convertirse en acciones concretas que rompan la impunidad y restauren la confianza en las instituciones. México necesita una transformación real que proteja a su gente y garantice que el poder no siga siendo cómplice del crimen organizado.