“Gobernadores de Movimiento Ciudadano: más selfies, menos resultados”
Gobernadores de MC se hunden en la vanidad mientras sus estados colapsan. Pablo Lemus y Samuel García priorizan las redes sociales sobre las emergencias reales; Jalisco y Nuevo León enfrentan caos mientras sus gobernadores solo piensan en la foto perfecta.
NACIONALES
7/20/20252 min read


CIUDAD DE MÉXICO, 19 DE JULIO DE 2025
Mientras la inseguridad crece, los servicios colapsan y la ciudadanía grita por atención, los gobernadores de Movimiento Ciudadano viven atrapados en el espejo de su vanidad. En Jalisco y Nuevo León, lo que debería ser gobierno se convirtió en espectáculo. Una pasarela de redes sociales, spots vacíos y frases huecas que no solucionan ni un solo problema real.
En Jalisco, Pablo Lemus dejó en evidencia su absoluta desconexión con la realidad al anunciar en plena catástrofe –mientras una bebé moría por las inundaciones en Zapopan– que se iba de vacaciones, publicándolo con total desparpajo en su cuenta de X. ¿Qué clase de gobernador abandona su estado en plena emergencia? Uno que está más preocupado por cuidar su imagen digital que por proteger a su gente.
En Nuevo León, Samuel García convirtió el ejercicio del poder en un reality show permanente. Mientras su estado lidia con cortes de agua, escándalos de inseguridad, hospitales saturados y descoordinación institucional, él sigue más enfocado en TikTok, su marca personal, y las giras internacionales que en gobernar. Para Movimiento Ciudadano, el pueblo es un fondo decorativo. Lo importante es la toma, el ángulo y el algoritmo.
Detrás de los discursos fresas y las campañas color naranja, hay un abandono brutal a las verdaderas responsabilidades de gobierno. No hay estrategia de seguridad. No hay inversión estructural. No hay resultados. Solo hay influencers con cargo público, más interesados en su siguiente video viral que en la siguiente solución real.
MC prometió “la nueva política”. Lo que entregó fue la política más hueca, superficial y oportunista de las últimas décadas. Gobernadores que sonríen mientras sus estados se desmoronan. Que posan mientras la gente muere. Que hacen como que hacen… pero no hacen nada.
La ciudadanía no necesita líderes de redes, necesita gobiernos que gobiernen. Pero en Movimiento Ciudadano, el narcisismo es más fuerte que el compromiso, y la ambición más grande que el sentido de responsabilidad.
El saldo está a la vista: agua sucia, calles rotas, violencia desbordada, servicios en ruinas… y gobernadores ausentes, posando como celebridades mientras su pueblo se ahoga —literalmente.
Movimiento Ciudadano no es el futuro. Es el reflejo más cruel de una política que decidió venderse al espectáculo y olvidarse por completo de la gente.